La niña de la alameda


La historia que a continuación se presenta, trata de un hecho real, sucedido en la ciudad de Celaya Gto. hace poco menos de cuatro meses.

El señor Javier, taxista de profesión, un hombre responsable y trabajador de aproximadamente 50 años tenia ya más de 30 años dedicándose al oficio del volante, enfrentándose a los gajes del oficio que se tienen en este ambiente, asaltos, borrachos que no quieren pagar y demás experiencias desagradables con los malos usuarios de este servicio pero jamás se había topado con una situación como la que le sucedió a mediados de este año.

Era un dia de julio como cualquier otro, a don Javier le había hablado su patrón el dueño del taxi a muy temprana hora de la mañana para confirmarle que se le había asignado el turno de la noche, que comenzaba de las 11:00 de la noche y terminaba a las 7 de la mañana, don Javier, como era costumbre aceptó gustoso el turno asignado y aprovecho el día para hacer unas compras con su esposa por la mañana y descansar por la tarde, para así comenzar su jornada laboral casi a la media noche.
Y así fue, don Javier se incorporó a su trabajo, tomo el taxi, sintonizó la radio y se dio a la tarea de rondar la ciudad en busca de pasaje.

Estuvo dando vueltas en el centro de la ciudad, ya muy oscuro y con poca gente, cuando pasó aproximadamente una hora y vio a lo lejos, afuera del mercado Morelos, una niña de más o menos 8 a 10 años de edad, de tez blanca, delgada, pelo rubio rizado a la altura de los hombros y con un vestido blanco muy bonito, como si acabara de salir de una ceremonia religiosa en algún templo del centro de la ciudad. La niña le hizo la parada a don Javier, y este se detuvo enfrente de la niña para que abordara el vehiculo, la niña se subió en el asiento trasero del taxi y le dijo a don Javier que la llevara a la Alameda, a los columpios y las resbaladillas, don Javier sonrió, preguntándole a la niña si ahí estaban esperándola sus papás viéndola de reojo por el espejo retrovisor, la niña no le contesto, pareciera que no lo había escuchado, don Javier no le dio importancia y siguió al destino indicado.


Cuando llegaron a la Alameda, enfrente del área de juegos don Javier detuvo el taxi, peinando el área con la mirada vio aquel lugar completamente solo y le dijo a la niña “listo nena, donde están tus papás, son 25 pesos.” Nuevamente la niña no respondió, solo se observaba un gran interés en mirar los juegos, don Javier volvió a indicar a la niña que ya habían llegado al lugar y tenia que bajarse y pagarle, pero la niña solo mantenía su interés por ver los juegos, don Javier bajo del taxi, volvió a buscar a sus papas dando un vistazo alrededor de la Alameda pero no encontró a nadie, el lugar estaba completamente solo, el comenzó a ponerse de mal humor y abrió la puerta derecha de la parte trasera del taxi donde se encontraba la niña, le pidió varias veces que se bajara pero la niña no respondía, mantenía su interés en los juegos, entonces don Javier la tomo del brazo y la bajo del taxi rápidamente.

Al establecer contacto físico con la niña notó el cuerpo de la misma extremadamente helado y tieso, al mismo tiempo don Javier sintió un gran escalofrío por todo su cuerpo, don Javier comenzó a sentir un miedo como nunca antes lo había sentido, casi no podía moverse y estaba temblando, el frío repentino e intenso que sentía no era común en esa época, como pudo se subió al taxi y arrancando con un fuerte rechinido de llantas se fue sin rumbo fijo lo más lejos posible de aquel lugar, mientras la niña, parada a media calle de V. Rivapalacio, con la mirada fija a los juegos, los observaba con mucha atención, sin importar otra cosa más que mirarlos y poder subirse a ellos.


Mientras tanto don Javier logró tranquilizarse y se dirigió a su casa a platicarle a su esposa lo que le había sucedido, a lo que ella respondió que se tranquilizara, que probablemente serían interpretaciones suyas y que solo se trataría de un usuario encajoso que no traía dinero para pagar y se fuera a dormir, que al otro día platicarían con más calma.



Al siguiente día don Javier se levanto muy temprano para ir a entregar el taxi al siguiente turno, no quiso despertar a su esposa y se fue a la base más tranquilo que el día anterior, al llegar con sus compañeros de trabajo les platico más relajado lo que le había sucedido la noche anterior, un poco molesto por que no había logrado juntar el dinero que tenía que entregar como cuenta del taxi a causa de sus miedos y sugestiones, cuando un señor de edad avanzada, aproximadamente 70 años, compañero de don Javier, interrumpió la charla de su compañero, y comenzó a platicar una leyenda no muy vieja acerca de esa aparición, contó que hace no más de 10 años, fue atropellada una niña que observaba muy atenta a media calle, como jugaban los demás niños en los columpios de la Alameda, que casualmente fue un taxista el culpable de tal accidente, que desde ese entonces, todas las noches, justo a las doce de la noche ronda las calles del centro de la ciudad una niña perdida, haciendo uso de los servicios de los taxistas para que la lleven a jugar a los columpios de la Alameda.





12 comentarios:

Unknown dijo...

Esta muy buena para asustar personas y lo peor es que a pasado varias veses

Unknown dijo...

Muy buena , y bien redactada

Unknown dijo...

...

Unknown dijo...

:o
como no entendi XD

ca dijo...

es larga

Unknown dijo...

Muy bien redacción y muy buena

Unknown dijo...

Y es una muy hermosa historia da miedo y es muy triste

Unknown dijo...

👍🏻

Unknown dijo...

Es larga pero buena

Unknown dijo...

ESTA BIEN BUENA :3

Unknown dijo...

Muy buena historia, me dio miedo

Unknown dijo...

un hombre responsable y trabajador de aproximadamente 50 años tenia ya más de 30 años :V XD

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